Caperucita siempre le ha tenido cierta alergia a la Primavera.
Es decir, literalmente tiene alergias propias de esta estación del año.
Afortunadamente su alergólogo ha logrado resolver casi todos sus problemas, aunque cada año tiene que repetirle que no se ha inventado aún un medicamento contra la alergia a ciertos tipos de estupidez.
La pildorita diminuta sirve si el gato del vecino dejó pelo en un lugar impropio, pero no sirve si uno tiene alergia a pitufos, cierto tipo de quimeras, gusanos de dos pies, y a la verborrea.
Tampoco sirve para algunas expresiones del arte contemporáneo.
Caperucita observa desde la seguridad de su ventana cerrada el jardín de al lado y la ciudad llena de gente que va y viene. Procura no salir después de las 10 de la mañana o antes de las 6 de la tarde.
Sabe que en esencia es una excéntrica, pero ¿qué personaje de cuento no es excéntrico? Y el asunto se pone peor con los posmodernos.
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