Caperucita lo que tenía es que estaba aburrida de leer novelas que no dicen nada. Escribir es una opción para cuando uno se aburre de leer o se aburre de ser un personaje de cuento. La literatura tiene más gracia si se comparte y se crea, en un café, en una cama, o en un sillón púrpura en el fondo de una discoteca conceptual... Caperucita tiró a la basura la novela que había comprado y que quería sonar como a Céline o a Henry Miller, encendió un cigarrillo, abrió las ventanas y comenzó con lo de los disparos y el sofá extravagante.