martes, diciembre 5

16. La Caperucita salió de viaje al cuento de al lado.
El lobo -en su ausencia-, bebió el vino que siempre asoma por la canasta en las ilustraciones (obvio, la caperucita original, es decir la medieval, era francesa)
El vino resultó un Chateau Kefraya libanés, vinito de mesa sin mayores pretensiones, pero sabroso.
Ambos decidieron llamar al otro y ninguno supo cómo se marca de un cuento al otro. Las claves de larga distancia en los mundos fantásticos también son complicadas.
Ella, quien no se da por vencida tan fácilmente, buscó indicios de él en los bosques cercanos, aunque sabía que la búsqueda era más simbólica que tangible.
Al final y como de costumbre se encontraron en un mundo que va de los ordenadores a los sueños y de ahi a las fantasíaslejanas.

1 comentario:

Unknown dijo...

La luna tiene un extraño influjo en los seres, sobre todo en aquellos que se encuentran supeditados a ser observaados en lontananza por los seres humanos