El final del verano.
Caperucita se desnudó dejándose unas braguitas de encaje en color granate.
Se instaló frente a su escritorio delante de la ventana de su apartamento en el sexto piso.
La piel se perló de minúsculos destellos en olor a Channel.
Se sirvió té de menta muy caliente.
Abrió un libro recién adquirido. Una novela negra de un país helado, muy al norte.
La temperatura comenzó a bajar.
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